“El cáncer puede curarse, pero se cura una vez”

El miedo y las preocupaciones que aparecen ante un diagnóstico de cáncer son inevitables. ¿Pero qué pasa si no estamos seguras? ¿Si nos urge la necesidad de consultarlo con alguien más?

La segunda opinión

Desde nuestro lado (el de los pacientes) nos movemos por la inseguridad o las posibilidades de que el pronóstico no sea tan “drástico” como nos dijeron. Pero, más allá de lo que podamos sentir, tenemos que saber que muchas veces, los diagnósticos prematuros, pueden derivar en tratamientos erróneos. Y la posibilidad de curarlo, es única. De ahí el indispensable papel de la interconsulta.

La tendencia a la segunda opinión demuestran que es lo más adecuado. Los tratamientos para el cáncer de mama en etapa HER2+ (aquel tipo en donde el tumor provoca un exceso de una proteína receptora del factor de crecimiento epidérmico humano) avanza notablemente. En la actualidad el 85% de las mujeres logran curarse, frente al 60-70% que lo hacía 15 años atrás.

La interconsulta deberá comprender los siguientes aspectos:

  • Informe de anatomía patológica (es decir, aspecto que tiene el cáncer bajo el microscopio)
  • La extensión del cáncer
  • Estado físico del paciente
  • El tratamiento propuesto

Pueden haberte recomendado a tu médico actual, puede tener una carrera exitosa y mucho prestigio, pero si no sentís confianza, entonces no tiene sentido. Sabés por qué? porque la vida que está en juego es la tuya.

No tengas miedo, tenés el derecho como paciente a hacer la interconsulta, e incluso comentarle a tu médico que vas a hacerlo. No tienen por qué tomarlo a mal.

Y entonces, ¿Cuáles son los casos más frecuentes en los que amerita una segunda opinión?

  • Diagnósticos mal entendidos o comunicados
  • Diagnóstico temprano a cargo de un médico no especialista en oncología
  • Médico indica una única alternativa de tratamiento
  • El tipo de cáncer diagnosticado no es común
  • El tratamiento implica cirugía
  • Se incluyen prácticas agresivas

Otro aspecto a considerar es la especialidad del médico al que consultamos, ya que suelen estar “viciados” en su campo, sin contemplar los tratamientos a nivel macro. Hablamos por ejemplo de los cirujanos que sugerirán de inmediato intervención quirúrgica o los radioterápicos una forma de radioterapia.